lunes, 10 de febrero de 2014

A 21 años del crimen que conmocionó al mundo.

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Uno a veces cree que sus problemas son inmanejables, que son los peores problemas que a alguien puede tocar. Yo he creído eso. Pero nada de eso es cierto, realmente. En mis recientes posts mi problema ha sido, más bien, no saber cómo afrontarlos de forma sana y decidida. Aunque parecía arriesgado o imprudente exponer públicamente mi situación personal, publicar ambos posts significó el apoyo de muchos verdaderos amigos, quienes me dieron luz y serenidad en tiempos críticos. Gracias a sus reflexiones y a sus consejos prácticos ahora todo está mucho mejor, aun cuando mi separación sigue adelante. Nunca podré agradecerles lo suficiente.

Sin embargo, al recordar problemas ajenos y lejanos me convenzo de que mucha gente está sufriendo situaciones que definitivamente son mucho más difíciles de sobrellevar. Por ejemplo, este 12 de febrero se cumplirá veintiún años de uno de los hechos más atroces del mundo doméstico moderno: En Liverpool, Inglaterra, dos niños de diez años de edad secuestraron, torturaron y mataron a un pequeñín que aun no cumplía tres años. Semejante tragedia palidece cualquier problema personal que estemos sufriendo, como pasaré a describir. Yo aun recuerdo la espantosa noticia por televisión en casa de mis padres cuando apenas tenía 22 años, casi la mitad de los que hoy cuento, pero es imposible olvidar.


EL HORROR

James Bulger, nacido el 16 de marzo de 1990, un niño de dos años de edad oriundo de Merseyside, Inglaterra, fue secuestrado, torturado y asesinado por dos chicos de diez años: Robert Thompson (nacido el 23 de agosto de 1982) y Jon Venables (nacido el 13 de agosto 1982). El pequeño James desapareció el 12 de febrero de 1993 en el centro comercial New Strand mientras acompañaba a su madre, Denise Fergus, de 25 años. Su cuerpo mutilado fue encontrado en una línea férrea cerca de Walton dos días después, el 14 de febrero.

La fiscalía pidió cadena perpetua para los asesinos, y el 24 de noviembre de 1993, Thompson y Venables fueron declarados culpables de la muerte de Bulger, convirtiéndose en los asesinos convictos más jóvenes en la historia moderna de Inglaterra. También se convirtieron en las personas más odiadas de toda la Gran Bretaña. Ambos, sin embargo, fueron liberados condicionalmente en 2001 al cumplir 18 años de edad, apenas ocho años después de cometer su crimen.


CRUELDAD SIN LÍMITES

Las imágenes de las cámaras de seguridad del centro comercial New Strand, captadas el 12 de febrero de 1993, mostraron a Thompson y a Venables observando niños de manera distraída, aparentemente buscando un objetivo. Los chicos se habían ausentado de la escuela, actitud que era habitual en ellos. Durante ese día, Thompson y Venables fueron vistos robando varios objetos de las tiendas del mall. Más tarde, uno de los chicos reveló que su intención era secuestrar a un niño, llevarlo a la calle ubicada a un costado del centro comercial y empujarlo hacia los automóviles en movimiento para causar un accidente. Por lo tanto, eran conscientes de lo que hacían y actuaron con premeditación.

Esa misma tarde, James Bulger, nacido en el barrio de Kirkby, acompañó a su madre Denise al centro comercial New Strand. Mientras estaba en una carnicería aproximadamente las 03:40 pm, Denise se dio cuenta de que su hijo había desaparecido. James estaba en la puerta de la tienda mientras su madre compraba cuando fue interceptado por Thompson y Venables. Estos se le acercaron, le hablaron y se lo llevaron de la mano hacia las afueras del recinto. Esta escena también fue captada por las cámaras de vigilancia a las 03:42 pm. Bastaron unos segundos para que Denise perdiera a su hijo para siempre.

Los tres menores caminaron unos cuatro kilómetros a través de Liverpool, hasta que llegaron al canal Leeds and Liverpool, donde lo dejaron caer de cabeza, causándole heridas en el rostro. Thompson y Venables bromearon acerca de lanzar a Bulger al torrente de agua. Bulger tenía un chichón en su frente y estaba llorando, pero la mayoría de los testigos no hicieron nada para intervenir, asumiendo que los tres eran hermanos. Dos personas se acercaron al trío de niños, pero los mayores les dijeron que Bulger era su hermano menor o que habían encontrado a un niño extraviado y lo llevaban a la comisaría. En un momento dado, los chicos llevaron a Bulger a una tienda de mascotas, de la que fueron expulsados.

Finalmente, los tres llegaron a una vía férrea cerca de la abandonada estación de Walton & Anfield, tras alejarse de la comisaría de Walton Lane, próxima al Cementerio Anfield, donde comenzaron a torturarlo.

Durante el juicio se estableció que en ese lugar uno de los chicos lanzó pintura azul para maquetas, que habían robado previamente, en el ojo izquierdo de Bulger. Le dieron patadas, lo golpearon y le lanzaron ladrillos y piedras. Le introdujeron pilas en la boca y la policía sospechó que también en el recto, aunque no fue encontrada ninguna en esa cavidad. Por último le arrojaron una barra metálica de diez kg, identificada en el juicio como una eclisa (plancha de acero que une dos rieles de una línea férrea), que le provocó diez fracturas craneales. Alan William, el patólogo del caso, indicó que Bulger sufrió tantas heridas que ninguna pudo ser identificada como el golpe letal.

La policía sospechó que hubo un elemento sexual en el crimen, ya que a la víctima le habían quitado los zapatos, las medias, el pantalón y los calzoncillos. El informe del patólogo que se leyó durante el juicio detalló que el prepucio del niño también había sido manipulado. Cuando los detectives y la psiquiatra infantil Eileen Vizard le preguntaron a los acusados sobre este tema, ellos se rehusaron a dar detalles al igual que haber insertado pilas en el recto de Bulger.

Antes de irse del lugar del crimen, los chicos dejaron a Bulger acostado en el riel y taparon su cabeza con escombros con la esperanza de que un tren lo golpeara e hiciera que su muerte pareciera un accidente. Una vez que los muchachos se fueron del lugar, el cuerpo fue seccionado en dos por un tren. Los restos de Bulger fueron hallados dos días después, el 14 de febrero. Un patólogo forense testificó que el niño había fallecido antes de ser arrollado por el tren.

Fue tal la ola de indignación en todo Liverpool que las familias de ambos asesinos tuvieron que huir completas de la ciudad y a los niños se les cambió la identidad cuando se les liberó en 2001, por temor a represalias de la sociedad.

Años después, en 2010, Jon Venables fue devuelto a prisión y acusado de posesión y difusión de pornografía infantil por la justicia británica. En ese momento ya tenía 27 años de edad.


EL PERPETUO DRAMA DE DENISE.

Denise y Ralph Bulger, 1994.
El trauma sufrido por los padres del pequeño James apenas se inició con el asesinato de su hijo. Denise  y Ralph Bugler se separaron tras la tragedia. Ellos ya habían perdido una niña en un anterior embarazo, y ahora Ralph tuvo ataques de ira contra su esposa, a la cual solía culpar por haberse descuidado de la seguridad del bebé. Esta actitud acusadora terminó por destruir el hogar. Denise, sin embargo, ya estaba embarazada del que sería su tercer hijo, Michael (hoy con 20 años de edad), embarazo que impidió que Denise se quitara la vida debido a que le dio una nueva razón para vivir.  Luego Denise se ha vuelto a casar (con Stuart Fergus) y ha tenido dos hijos más, Thoma y León, hoy de 15 y 14 años, respectivamente, pero no vive en paz, especialmente desde 2001 cuando los asesinos fueron puestos en libertad tras apenas ocho años en prisión, cuando cumplieron la mayoría de edad. Como la justicia les dio identidades nuevas, a Denise le resulta imposible saber dónde están ellos, y teme enloquecidamente sufrir otro ataque, ella o alguno de sus tres hijos. Paralelamente, ha fundado una organización de ayuda caritativa a jóvenes desfavorecidos (www.forjames.org).

Por la noche Denise, hoy con 46 años, duerme con sobresaltos, tiene el sueño muy ligero. Ella cocina para su actual esposo y sus tres hijos, pero durante mucho tiempo le ha resultado casi imposible sentir hambre y comer. “Estoy viviendo de café y cigarrillos”, dijo cuando los asesinos fueron puestos en libertad condicional en 2001.

Cuando se enteró de la liberación en 2001 ella insistió en que Stuart recogiera de inmediato a su hijo mayor Michael de la escuela y lo trajera a casa, en ese tiempo Michael solo tenía 8 años. Dejó de ir a la escuela ese porque ella sentía que él solamente estaba seguro cuando está a su lado. Y al situación no ha cambiado demasiado, tantos años después. Espantoso trauma.

“Nunca supe que podría haber tanto odio en mí”, dijo ella en 2001. “Yo solía ser una persona amable y tranquila. Nunca he sido una buscapleitos. Yo no le habría hecho daño a nadie, pero ahora estoy consumida por el odio, la ira y el miedo". Ella cuenta que siempre había votado en el pasado pese a que el voto es voluntario, pero desde entonces ella no volvió a hacerlo porque siente el Gobierno, el sistema y la ley la han abandonado.

Su dolor ha sido tan intenso luego de tantos años como en el mismo instante de los hechos, cuando miraba a la parte trasera de las cabezas de los dos niños de 11 años de edad durante el juicio, y se preguntaba cómo iba a seguir viviendo.

“Yo pensé: “Hemos pasado por todo eso para nada. Al final, el Gobierno y la Junta de Libertad Condicional han dicho “Sí, son asesinos, pero han sido buenos niños durante ocho años, así que los dejaremos libres”””.

En su trauma, Denise no cesa de hacer conjeturas y tener pesadillas despierta: "Sé que voy a volver a la vía del tren donde torturaron a James. Sé que voy a seguir yendo al cementerio donde está enterrado. Una vez que el asesino actúa siempre será un asesino y que tendrán que volver a la escena de su crimen.”

La indignación de Liverpool y de todo el país no fue suficiente para retener en prisión a los asesinos luego de que cumplieron 18 años de edad. “Yo no quiero el retorno de la pena de muerte, pero creo que ellos van a morir porque la gente va a asegurarse de que eso suceda. Y si alguien los mata yo estaré a su lado en la corte, diciendo que el Gobierno es culpable, ya que sólo se preocupan por los asesinos”. ¿Les suena familiar?

Y sigue, implacable: “Thompson y Venables y sus padres expusieron sus puntos de vista ante la Junta de Libertad Condicional, pero nadie preguntó por la mía."

En 2001, cuando ocurrió la liberación, uno de los hijos de Denise, Thomas, tenía exactamente la misma edad que James tenía cuando fue asesinado, y cuando Denise miraba a los risueños ojos azules del pequeño Tom lloraba al pensar en lo que le hicieron a James, de las huellas en la cara de inocente que sólo había conocido el amor y protección.

James fue golpeado 42 veces con barras de hierro y ladrillos y la pintura fue arrojada a los ojos mientras gritaba por su madre. Muy probablemente fue abusado sexualmente. “Yo pienso “¿Cómo se puede torturar a un niño así?”. Tienen el placer de lastimar a un bebé y antes también habían torturado animales. El Gobierno dijo que eran sólo niños, pero ellos sabían lo que estaban haciendo”. Nunca se aceptó que fueran juzgados en una corte para adultos, en cuyo caso habrían sido condenados a cadena perpetua.

“Ellos no sólo destruyeron mi vida, destruyeron las vidas de mis hijos”. A su tercer hijo, el mayor de los  sobrevivientes, Michael, jamás lo dejaba ir a jugar al fútbol en la calle con sus amigos. “A veces me decía “¿Puedo ir?” Le decía que no, y nunca lo cuestionaba.”

Desde niño Michael ha sido un dulce niño con una comprensión más allá de sus años. Cuando Denise lloró hasta que ella no tenía lágrimas el día de la liberación, Michael puso sus brazos alrededor de ella y dijo: “Hiciste todo lo que pudiste, mamá”.

“Mi única felicidad”, dijo ella entonces, “ha sido dar a luz a mis hijos y casarme con Stuart”.

La casa se dio enteramente a sus hijos mientras fueron niños. La sala de estar, con su enorme pintura de James sobre la chimenea, era su sala de juegos. Los dos chicos más jóvenes siempre han estado llenos de picardía y risas, pero ni siquiera han podido jugar en el jardín a menos que Denise esté ahí. Su terror y protección obsesivos son comprensibles si se recuerda que James desapareció momentáneamente mientras se soltó de su mano para abrir su bolso en una carnicería.

Robert Thempson, 1993.
“Ellos eran malos y pienso que todavía lo son, es por eso que vivo tan preocupada. Tienen un gusto por la sangre y me siento terriblemente mal por su próxima víctima”. No podía hacer cosas simples como poner los dos pequeños en el cochecito y simplemente caminar por ahí.

Desde 2001 Denise siente que necesita saber dónde están Thompson y Venables. Aunque se ha dicho que no se les permite volver a Merseyside; ella está absolutamente segura de que lo harán.

“Antes de que los soltaran sabía dónde estaban y me sentía segura, pero ahora no sé dónde viven. Creo que estoy en peligro, porque ellos saben lo duro que luché para mantenerlos encerrados. Yo no voy a cazar y yo no voy a tratar de matarlos. Pero yo estoy instando a la gente a mirar hacia fuera en caso vean a alguien de 18 años de edad en la zona. Si se trata de Thompson o Venables, yo diría que “haga lo que pueda para sacarlos porque son un peligro”. Yo sé que van a matar de nuevo”.

“Siempre hablo con él. Yo le digo: “Lamento que no tengamos justicia para ti, pero lo haremos””.

Denise aún no se ha enterado de todos los detalles horribles de lo que le pasó a James, y ella prefiere no saberlos. Cuando las imágenes de su muerte entran en su mente, Denise los arroja lejos porque de lo contrario ella cree que se volvería loca.

“Hay tantas cosas que están dando vueltas en mi cabeza” ella dice. “Espero que Thompson y Venables estén aterrorizados. Deseo que estén sintiendo un poco de lo que le hicieron a James. Ellos siempre van a estar en peligro, siempre tener que mirar de reojo hacia atrás”.

A pesar de que Denise siente una enorme sensación de fracaso, también siente una enorme gratitud con las personas bondadosas de Liverpool. “Quiero darles las gracias desde el fondo de mi corazón por su apoyo", dice.

“A veces me pregunto lo que he hecho en mi vida pasada para merecer lo que me ha pasado. Me pongo tan nerviosa cuando me voy de compras, que a veces preferiría volver sin nada”.

“Stuart me dice a veces “No te puedes quedar encerrada aquí en la casa todo el tiempo”, pero todo lo que quiero es estar entre estas cuatro paredes. Nunca nos vamos de vacaciones. Cuando es nuestro aniversario o cumpleaños cocino una comida muy buena y lo tenemos junto con los niños. No he estado sin preocupaciones durante más de ocho años. Luego del 2001 sus sentimientos de inseguridad se hicieron más profundos que nunca. Y aun no cesan.

“Me siento torturada todo el tiempo y me parece que nadie me está escuchando. No sé cómo Stuart aguanta conmigo. A veces le doy una vida de perros, pero él sólo dice “para eso es que estoy aquí”. La semana pasada me gritó: “¡Déjame en paz, aléjate de mí!”. Después me pidió disculpas, porque lo amo tanto, y sólo él dijo “yo entiendo”.

“Me siento muy afortunada de tenerlo como esposo. Yo nunca pensé en ser bendecida suficiente para conocer a alguien que me ame y ame a Michael. Yo le dije: “Venimos como un paquete”. Nunca olvidaré el día que Michael le dijo de pronto: “¿puedo tomar una copa, papá?” y Stuart dijo “Hijo, OK”. Creo que los dos tenían lágrimas en los ojos”.

“Siento que he hecho todo lo posible para mantener Thompson y Venables bajo llave -continuaba con amargura- pero nadie me ha escuchado. Tal vez se van a arrepentir cuando maten a alguien más”.


2014: MÁS DE VEINTE AÑOS DESPUÉS.

Denise Fergus, 2013.
“Sigo siendo un prisionero del miedo”. Michael Fergus, hermano menor de James Bulger, revela que su madre sigue destrozada y a ella no le gusta que él se vaya de casa, 21 años después del espantoso asesinato de James.

En las raras ocasiones en que Michael Fergus sale con sus amigos en un sábado por la noche, su madre Denise nunca está lejos de sus pensamientos. Él sabe que ella se preocupa, se angustia, así que le envía incontables mensajes de texto diciéndole dónde está, con quién está, que está seguro y el tiempo que falta para estar en casa.

“No me gusta ver a mi mamá molesta, verla así es lo peor. No me gusta nada”, dice Michael. "Si me quedo un poco más tarde de lo que dije, me siento culpable.

Denise, ya con 46 años, agrega: “El mensaje de texto dice: “Estoy bien mamá, no te preocupes”, pero no puedo dormir hasta que llega la hora, si se tarda diez minutos empiezo a sentir pánico”.

A una edad en que la mayoría de los adultos jóvenes están adoptando independencia, Michael cuenta que él nunca ha viajado solo en un autobús o en tren. Nunca ha aventurado más allá de su ciudad natal de Liverpool sin un miembro de su familia a su lado. En lugar de salir, Michael prefiere invitar a amigos a los límites seguros de su casa en Kirkby, que está protegida por cámaras de seguridad, por rayos infrarrojos y luces de seguridad.

Desempleado desde que terminó la universidad desde mayo de 2012, es aún sostenido por sus padres y no puede tener entrevistas de trabajo, sin que Michael arriesgue incluso el más breve viaje por su cuenta. Así parece estar arruinándose su futuro como adulto.

Suena una existencia bastante claustrofóbica pero Michael lo acepta sin quejarse. “Yo entiendo por qué mi madre es como es”, dice simplemente. Su sobreprotegida existencia es el legado de una infancia pasada en la sombra de uno de los asesinatos más inquietantes de la historia británica y, posiblemente, del mundo doméstico occidental.

Después de haber perdido un hijo en circunstancias incomprensiblemente brutales, Denise Fergus ha convertido en su misión el asegurarse de que estos hechos no se repitan.


¿Y QUÉ FUE DE LOS ASESINOS?

Jon Venables, 1993.
Sus asesinos se dieron nuevas identidades a expensas de los contribuyentes después de su juicio. Venables posteriormente reincidió. En julio de 2010, fue enviado a una prisión para adultos después de admitir la descarga y distribución de imágenes indecentes de niños. Hace apenas unos meses, a fines de agosto de 2013 fue secretamente liberado por las autoridades, con una cuarta nueva identidad. Así, los temores y la indignación de las víctimas vuelven a su lugar habitual.

Michael sabe que puede pasar por delante de cualquiera de los dos asesinos de su hermano en la calle, entablar una conversación con ellos y no saberlo, pero trata de no pensar en eso, o en ellos, demasiado.

“Me molesta pensar que dos niños de diez años le hicieron eso a mi hermanito. Nunca lo entenderé y nunca lo podré perdonar, pero yo no estoy consumido por el odio o pensamientos de venganza”, dice Michael. “Sólo quiero seguir adelante con mi vida y mirar hacia el futuro, no el pasado. No quiero hundirme a su nivel”.


LA VIDA DE LOS HERMANOS DE JAMES.

Nacido en el seno del matrimonio de Denise y Ralph Bulger diez meses después del asesinato de James, Michael tenía menos de un año de edad cuando el matrimonio de sus padres, se vino abajo. Michael tenía dos años cuando Denise Fergus conoció al electricista Stuart, de 37 años, con quien se casó hace 16 años. Tienen otros dos hijos, Thomas, hoy de 15, y León, de 14 años de edad.

Denise dice que uno de sus hijos menores, Thomas, es quien ahora más le recuerda a James en apariencia. También comparte temperamento descarado de James, mientras que Michael siempre ha sido tranquilo.

Michael dice: “Nunca me he sentido el segundo tras James. Mamá nunca me hizo sentir de esa manera. Ella nunca ha preferido un hijo sobre otro. Todos nos sentimos igual”. Denise añade: “Michael es Michael. Sus logros son suyos y yo trato de no pensar en cada logro que James se perdió”.

A pesar de todo se trata de una peculiar, feliz y unida familia, pero a menudo se imagina Michael lo que sus vidas serían ahora si James estuviera vivo. “Es devastador pensar que tengo un hermano mayor que nunca voy a ver, nunca voy a conocer ni conversar. Nunca podré tomar una copa con él o hacer todas las cosas normales que hacen los hermanos”, dice Michael.

“No conocí a James, pero él ha estado conmigo durante toda mi vida. Mamá siempre hablaba de él y todavía lo hace, pero se habla de los buenos recuerdos que tiene de su corta vida, no lo que le pasó a él, porque no quiere cargar a nosotros con esa oscuridad. Cada Navidad nos vamos a la tumba de James y vestimos a un árbol junto a ella con luces. Soy yo quien siempre pone una estrella en la parte superior. Estoy deseando ir para allá porque es la única vez que tengo para estar con mi hermano. James nunca ha sido olvidado”.

“Nunca sentí que crecía a la sombra de James, o de que me faltaba algo, pero siempre existía la sensación de que debería haber estado aquí, así que siempre he entendido y aceptado por qué mi mamá es tan protectora conmigo y mi hermanos”.

No sorprende que, a su vez, Michael sea tan protector con su madre como ella lo es con él. A través de los años, ha sido testigo de su agudo sufrimiento. No sólo existen los constantes recordatorios del asesinato de James, la actual campaña por la justicia Denise ha ido a parar, otra vez, a la nada.

 “De vez en cuando me molestaba que yo no podía hacer lo que otros niños pudieran. Cuando le preguntaba a mi mamá si podía ir a las tiendas con mis compañeros, ella siempre decía que no, que parecía un poco injusto, porque estaba a la vuelta de la esquina. A veces estuve tentado de salir a dar una vuelta a la manzana, pero no me atreví porque si mamá se hubiera dado cuenta que me había ido sólo por un par de segundos, ella habría tenido toda la calle en busca de mí. Yo creía que podía persuadirla de pensar en otra cosa, pensando que lo que le pasó a James jamás podría volver a ocurrir. Nunca hemos discutido sobre ello, nunca he sentido la necesidad de rebelarme porque la amo. Yo no podría haber deseado una mejor madre”.

“Yo siempre había sido muy protectora con James porque él nos había traído tanta alegría después de que  Kirsty (su primera hija) murió. Cuando ella desapareció, pensé que un rayo no podía caer dos veces en el mismo lugar. Pensé que nunca podría perder otro bebé”. Y añade: “Cuando nos enteramos de las imágenes de circuito cerrado del centro comercial que habían tomado, me lo tomé como una buena señal. Pensé que probablemente tenían a James en un garaje en alguna parte y le daban de comer dulces y barras de chocolate Mars y pasando como si fuera su hermano pequeño. No podía creer que dos muchachitos le harían daño a un niño. Yo pensé que él volvería”.

Denise dice que ella no estaría viva hoy si no hubiera quedado embarazada con Michael en esas semanas después del asesinato de James. Su nuevo hijo se convirtió en su única razón para vivir.

“James fue asesinado en febrero de 1993 y Michael nació en diciembre de ese mismo año. Yo acababa de perder un bebé y me encontré con que venía otro”, dice.

“Michael me ayudó a pasar los días más oscuros de mi vida en los que no quería vivir. Él me dio la fuerza para seguir adelante. Él no era un bebé de reemplazo, porque nunca podría reemplazar a James. Michael pudo haber parecido el reemplazo de James cuando nació, pero él era su propia persona con su propio carácter. El cuidado de él me dio un gran impulso. Él me necesitaba y yo tenía que estar allí para él”.

"My James", libro de Ralph Bulger,
padre de la víctima.
El nacimiento de Michael, sin embargo, no pudo salvar el matrimonio de Bulger. Recientemente, el exesposo de Denise, Ralph Bulger, se revela en su libro, “My James”, a pesar de que privadamente Ralph siempre culpó a Denise por lo ocurrido.

Él escribió: “Más tarde, hubo momentos en que -muy injustamente- culpé a Denise. Estaba equivocado, muy, muy mal. Era sólo parte de mi pena y rabia. Desesperadamente quería gritar: “¿Por qué lo dejaste ir de tu mano? ¿Por qué lo perdiste de vista? Él todavía estaría aquí si no fuera por ti””.

Denise se estremece y dice: “No es ningún consuelo para mí que Ralph ahora se sienta avergonzado por eso. Sí, lo hizo, me culpó y fue devastador, sobre todo cuando estaba en mi punto más hondo. En ese momento me culpaba a mí misma también. Incluso hoy en día, a veces pienso en el “qué pasaría si…” o “Si yo no hubiera buscado en mi bolso para sacar el dinero” o “Si yo no hubiera ido a la carnicería””.

“Sólo me dejé de culpar a mí misma cuando me enteré de que Thompson y Venables ya habían intentado secuestrar a otro niño más temprano ese día. Si no hubiera sido James, habría sido el hijo de otra persona. James no tenía ninguna posibilidad contra los dos. Denise dice que no fue su decisión de poner fin a su matrimonio. “Ralph tenía sus razones para terminarlo y yo no tenía más remedio que vivir con ello”, dice.

“Sentí que la alfombra había sido sacada de debajo de mis pies y me golpeó contra una pared. Pero al menos aún tenía a Michael y sabía que tenía que ser fuerte para él.

Después del divorcio de sus padres, Michael solía ver a su padre Ralph todos los sábados, pero eso cambió cuando tenía 13 años después de que él cambió su apellido legalmente a Fergus, el nombre de su padrastro Stuart.

Denise estaba solicitando el primer pasaporte de Michael, para ir de vacaciones a España, y Michael dice que él simplemente quería tener el mismo apellido que sus hermanos y familiares. “Después de que nos fuimos de vacaciones, casi nunca volví a ver a mi papá Ralph de nuevo. Nunca me llamó y eso fue todo”, explica Michael.

“Me siento triste por él, que ha perdido a James. No es una cosa agradable para pasar, pero nunca he compartido mis sentimientos con él. Stuart es mi papá ahora. El nombre de mi padre es Stuart Fergus y siempre ha estado ahí para mí. Somos una familia feliz, yo, mi madre y mi padre, Thomas y León. Supongo que es lo que se dice y así es como nos gusta. Yo nunca dejaría que nadie haga daño a mi mamá”.


James "Jamie" Bulger, 1993.
La más inocentes de todas las víctimas.
Tras leer todos estos testimonios a lo largo de los años, me queda la certeza de que hay verdaderas victimas del infortunio. Ante la tragedia de Denise Fergus todos nuestros problemas palidecen.

Esas personas solo han podido sobrevivir gracias al amor de quienes les acompañaron en esos duros momentos con solidaridad, respeto y consejo. Para Denise Fergus y sus hijos la vida posterior a la muerte de James no ha sido igual ni lo volverá a ser. Jamás podrán ser como cualquiera de nosotros, pero también es cierto que se han mantenido unidos quienes realmente sintieron y expresaron amor incondicional pese a la injusta prueba que las circunstancias pusieron delante de ellos. Por dicho amor ellos pusieron en primer lugar la abnegación y la aceptación el uno del otro, en vez de forzar a los demás por el reproche, la recriminación o los sentimientos de culpa.

Me queda claro que el amor incondicional siempre es capaz de las hazañas más grandes, que empequeñecen la fuerza natural del odio, el rencor y el resentimiento.


Fuentes:
www.wikipedia.org